martes, 12 de agosto de 2008

Jesús Maeso de la Torre recomienda El factor Einstein

"En Semana Santa terminé de leer la última novela de Andrés Pérez Domínguez y me ha gustado mucho, es una novela al estilo John Le Carré. Yo siempre decía que en España nos hacía falta un autor que escribiera sobre novela política y policíaca y creo que Andrés Pérez Domínguez es esa persona. En la obra hay varios personajes muy bien trazados (como son la espía y el científico español), es un thriller bien elaborado, con una trama perfecta y un final muy conseguido para todos los que nos gustan las novelas policíacas"
Jesús Maeso de la Torre, Diario de Sevilla, abril de 2008

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jueves, 12 de junio de 2008

Cuadernos del Sur, Diario de Córdoba, 12 de junio de 2008

QUERIDO ROOSEVELT

La obra de Andrés Pérez Dominguez (Sevilla, 1969) se distingue por ofrecer historias de una austeridad sorprendente y se alejan de todo tipo de efectismos porque, entre otras muchas de sus características, tanto en su temática como en su estructura, carece de ese tipo de elementos superfluos que pudieran relegar estos textos a un tipo de escritura de consumo: el denostado best-seller. Lo apuntábamos en una anterior entrega, La clave Pinner (2004), novela de intriga, misterio o espionaje en la que Pérez Domínguez, alumno aventajado de Greene o Le Carré, ensayaba un tipo de relato poco habitual en la narrativa contemporánea. Sus logros hasta el momento van por ese camino: acción, aventura, una trama dinámica, intriga, además de crear personajes dotados de ese profundo sentido de humanidad con que se pueden medir las pasiones de las mujeres y de los hombres protagonistas de sus novelas.
El caso de su nueva entrega, El factor Einstein (2008), supone un paso adelante en la trayectoria del sevillano porque lo que cuenta en esta voluminosa novela es cómo conseguir, mezclando historia y ficción, un relato creíble, partiendo de un hecho real: la carta que Albert Einstein dirigiera al presidente Roosevelt a propósito de la fórmula para la fabricación de un potente artefacto, clave para adelantarse a la creación de la bomba atómica. Hasta aquí la veracidad de un hecho, como queda constatado en la auténtica carta que cierra el libro y supone, por otra parte, el final de la trama de ese factor que mueve a los personajes en la obra. Y, espías alemanes, traidores al Reich, físicos de prestigio o la sombra del Führer, planean sobre un relato de ficción, que demuestra las excelentes dotes narrativas de su autor. Dos partes, bien diferenciadas, dividen al mismo tiempo la atmósfera creada por Pérez Domínguez: el retrato de la alemana Frida von Kleinsberg, en un Berlín cinematográfico, amenazante, misterioso que incluye el frustrado encuentro de la joven espía de la Abwehr con el contacto del Consulado Español, y la figura del físico Alfonso Altamira, que malvive en una soledad absoluta en el Brooklyn, de Nueva York, a donde se ha exiliado. Este será el gancho que utilizará Frida, tras una anterior colaboración con el español en la Universidad Central de Madrid, para conseguir su propósito: la amistad de Altamira con Einstein, retirado en la prestigiosa Princeton.
Los escenarios elegidos: el Berlín nazi y el Nueva York de exiliados, la época, 1939, la sombra de una gran guerra que Hitler planeaba desarrollar en Europa o la angustia vivida por los científicos e intelectuales, muestran la perfecta trama de este libro porque Pérez Domínguez dosifica la acción e intensifica, página a página, su relato con las pasiones con que sus personajes encaran su destino: Einstein, Fermi, Szilard y, sobre todo, Frida y Alfonso en una vertiginosa relación que envuelve toda la trama novelesca.
Pedro M. Domene

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miércoles, 30 de abril de 2008

Diario de Sevilla, 30 de abril de 2008 (suplemento para la Feria del Libro)


Los espías de Pérez Domínguez
La editorial Martínez Roca ha apostado fuerte por este autor sevillano y "El factor Einstein"

Al más puro estilo de John Le Carré, el sevillano Andrés Pérez Domínguez, ganador del último premio Luis Berenguer, vuelve a convertirse en un best-seller con una nueva novela de espías ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Al igual que su título anterior La clave Pinner (2004), la trama de El factor Einstein arranca en enero de 1939, cuanodo el físico Leo Szilard recurre al afamado científico Albert Einstein para que éste le escriba una carta al presidente Roosevelt explicándole que los alemanes han hecho progresos en la fabricación de la bomba atómica. Pérez Domínguez desvela la personalidad del físico creador de la Teoría de la Relatividad, sobre el que ha investigado en las universidades de Berlín y Nueva York. "Sorprende que fue un personaje muy divertido", asegura.

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lunes, 7 de abril de 2008

Cambio 16, 7 de abril de 2008

OJO AVIZOR
Juan Carlos Arias

El Factor Einstein
La narrativa española sobre espionaje no anda sobrada de títulos, ni de autores que la cultiven. Lo dicho contrasta con la abundancia de personajes, historias, operaciones y agentes que —desde la noche de los tiempos— tienen a la piel de toro como escenario de sus andanzas. Para remediar, en parte, esas carencias aparecen un libro, El Factor Einstein (Martínez Roca), y un escritor, Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) con parafernalia de best seller. Al empeño no le faltan ingredientes, tras sumergirse el lector en sus páginas. El novelista ya demostró oficio con La Clave Pinner (Roca) en 2004 tras ser multilaureado en galardones de toda España. Su último premio, el Luis Berenguer de novela, lo obtuvo hace pocos meses por Síndrome de Mowgly, que publicará Algaida. Ahí, un ex boxeador reciclado en matón alterna amoríos y otras pasiones. La Clave Pinner se basó sobre una ingeniosa operación del MI5 británico, ‘Mincemeat’ (Carne picada), para engañar al Abwher nazi en las costas de Huelva. Pivotó sobre el cadáver de un mendigo vestido de almirante que portaba maletín y planes falsos en plena Segunda Guerra Mundial, lo que cambió sus derroteros. En El Factor Einstein su autor traslada la acción al Nueva York de la preguerra mundial, situando su acción en 1939. En la ‘Gran Manzana’, Berlín y Cracovia, se documenta el escritor sobre el exilio de intelectuales y científicos en suelo norteamericano. La obra, que describe mucho y con pausas, se construye bajo el esquema clásico de la novelaenigma (planteamiento, nudo y desenlace). Desliza el icono de Albert Einstein y su famosa teoría, anterior a la cuántica, hoy más aceptada entre científicos. Los personajes de la novela alternan realidad y ficción. El reparto incluye un español, Alfonso Altamira, al húngaro Leo Szilard y la espía nazi Frida Von Kleinsberg, disfrazada de científico. Todos son presentados al lector con guante blanco y barroquismo. La frialdad del Manhattan tras la belle époque se vive en estas páginas. El papel de Einstein y dichos personajes insinúan moraleja y el pragmatismo globalizador del ‘pensamiento único’ con décadas de anticipo. Szilard sospecha que el führer planea una bomba atómica para llevar ventaja en un previsible conflicto mundial. Se moviliza hasta llegar a Einstein, que detalla en una misiva al presidente Roosevelt los peligros que se conjuran aquellos días para el mundo si Hitler consuma sus planes. La realidad se novela. La recurrente figura del científico, Einstein, más citado en Internet, la aborda Pérez Domínguez desnudando el alma del mundo. Del físico judío sabíamos que fue perseguido por el FBI de Edgar Hoover al dictado de su paranoia anticomunista. También conocíamos que su sabiduría sigue vigente, especialmente la que abona su pacifismo. Ahora, nos felicitamos porque inspiró una obra recomendable.

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domingo, 16 de marzo de 2008

ABC de Galicia, 16 de marzo de 2008

«Einstein era un tremendo seductor, tenía decenas de amantes»
Andrés Pérez Dominguez
Escritor
EVARISTO AMADO
LA CORUÑA. Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) explica de modo amable la «acogida espectacular» de su última novela, «El Factor Einstein» (Ed. Martínez Roca), que ya ha agotado los 15.000 ejemplares de su primera edición y descubre las aristas menos conocidas de la personalidad del que es seguramente el científico más conocido del pasado siglo. El carismático investigador alemán, suízo y estadounidense, según etapas, vivió en agosto de 1939 la terrible situación de escoger entre romper su pacifismo declarado o permitir que los nazis se adelantasen en la carrera nuclear. La carta que envió al presidente demócrata Theodore Roosovelt para iniciar el programa nuclear es el texto germinal de la novela...
La idea del libro surge a partir de la carta que en agosto del 39 Einstein envía al presidente Theodore Roosevelt animándole a establecer un programa para la creación de la bomba nuclear contra los nazis. Einstein era pacifista, sí, pero también judío. Sabía que los alemanes podían desarrollarla también por sus grandes avances en el terreno de la física, por eso decide enviar la carta a Roosevelt.
- ¿Fue una decisión difícil para el científico?
- Vivió un dilema increíble: un pacifista convencido que tiene que escoger entre firmar una carta para el presidente Roosevelt con el motivo de acelerar la construcción de la bomba nuclear o dejar que los nazis la hagan. Construir una bomba es terrible. Pero que los nazis la tengan antes...
- En la obra usted cuenta cómo el gobierno de la Segunda Repúblico llegó a ofrecer asilo político a Einstein tras el inicio del Tercer Reich, en 1933...
- Ése es un hecho poco conocido, pero muy interesante. El había estado en España en el año 1923, en Madrid y Barcelona, dando unas conferencias por las que se llevaba 3.500 pesetas. Diez años más tarde, cuando dice que no está dispuesto a volver a Alemania, el gobierno de la Segunda República es el primero en ofrecerle asilo político.
_ ¿Intentaron los nazis el programa norteamericano?
- Los nazis enviaron a una espía para inflitrarse en la comunidad de científicos exiliados en Nueva York y adelantarse en lo más posible a los norteamericanos.
- ¿Cuál es la imagen de Einstein que ha intentado transmitir al lector?
- El tópico cuando se habla de él, el del científico loco y distinto, no deja de ser cierto, pero esconde otras verdades. Hay que decir que tocaba maravillosamente el violín, era un excelente contador de chistes, y un seductor tremento. Tenía decenas de amantes. Era también un amante de la navegación que no sabía navegar, por lo que no era cosa difícil que se perdiera en su barco pensando en fórmulas matemáticas. Sus defectos lo humanizan.
- ¿Por qué ha regresado a un marco como la Segunda Guerra Mundial, al igual que hizo con otra de sus obras, «La clave Pinner»?
- Mi otra novela tenía como marco la Segunda Guerra Mundial, pero otras que he escrito no tienen nada que ver en absoluto con esa etapa histórica. Las guerras exacerban las pasiones y muestran los sentimientos de la humanidad en un grado superlativo: los grandes sentimientos, las grandes deslealtades...
- ¿Hay un afán didáctico en «El Factor Einstein»?
- Un libro hay que leerlo por placer. Un libro te tiene que gustar, tiene que convertirse en un acto placentero para todo tipo de públicos. Aportar datos históricos es bueno, pero la obra tiene que entusiasmar. Quería hacer una novela, no un documental novelado.
- El trabajo de documentación del libro fue exhaustivo...
- Llegué incluso a viajar a Long Island, donde localizé con mucha suerte la casa desde la que Einstein escribió aquella carta el 2 de agosto de 1939.

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El Correo Gallego, 16 de marzo de 2008



El padre de e=mc2, convertido en el centro de una trama de espionaje
Einstein y la ética de la ciencia

16.03.2008
No hace mucho se analizaba en esta misma palestra el difícil papel del científico a lo largo de la historia. Amenazado, coartado por circunstancias políticas o sociales, ha estado siempre en la cuerda floja. Su destino es, casi siempre, la incomprensión y el más terrible aislamiento. La consecuencia de todo eso es, con frecuencia, caer en un error de perspectiva
TEXTO: XURXO FERNÁNDEZ FOTO (DE ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ): MON ESCUREDO
El autor de la ‘Teoría de la Relatividad’ se convirtió, de la noche a la mañana, en el científico más famoso del mundo.

En cierta ocasión hablábamos de dos problemas muy serios: el papel que los científicos han tenido en el cambio climático y de cómo éste ha intervenido decisivamente en el devenir del hombre. Y citábamos Historia del futuro, un interesante libro de Pablo Francescutti, donde, entre otras muchas cosas se contaba cómo la Segunda Guerra Mundial había cambiado de rumbo gracias a una predicción meteorológica. Pero veamos.

Es el momento crucial en que Adolf Hitler decide invadir la Unión Soviética, desoyendo a las más explícitas crónicas de esa monumental nación, que relatan con pelos y señales cómo, por ejemplo, alguien tan grande, aparentemente invencible, como Napoleón había fracasado en el mismo empeño.

El líder nazi tenía la sana costumbre de confiar en sus asesores más directos. Especialmente en sus científicos (aparte de la corte de magos, esoteristas y nigromantes focalizada en la Ahnenerbe y en la Thule Gesellschaft). Así fue como su meteorólogo, un tal Franz Baur, predijo con absoluta seguridad que el invierno que unía los años 1941 y 1942 sería especialmente bonancible en la Gran Madre Rusia.

Como todos ustedes recordarán, fue considerado como uno de los peores del siglo. Y así fue como, tras una derrota aplastante de los elementos (soldados congelados por haber llevado una miseria de ropa; la maquinaria bélica hacha pedazos por congelación, la escasez de víveres y la imposibilidad material de reabastecimiento in itinere), el bueno del cabo enano se quedó sin poder aplastar a Iosif Stalin.

El libro citaba varios casos más de incidencia de los elementos en una contienda. El conocido caso de Jerjes en Grecia, o el de la Armada Invencible, por ejemplo.

¿Y el papel del científico en ese mismo devenir colectivo de la Humanidad?
Ha oscilado entre el arrojo sacrificado y casi inconsciente y la más miserable de las cobardías. No le han sido ajenos ni la entrega más suicida ni la más taimada de las traiciones.
Personalmente uno es de los que creen profundamente en el poder de la ciencia, de Arquímedes a Stephen Hawking, sin olvidar a Asimov, al simpático Carl Sagan o a Martin Gardner. Pero también ha podido constatar, como cualquiera de ustedes, el error inútil y peligroso.

Ese fue el caso del grupo de Oppenheimer. El director del tristemente célebre Proyecto Manhattan acabó sermoneando seriamente al entonces presidente de Estados Unidos, Harry S.Truman, y es bien conocida la frase que le dijo en el Despacho Oval: “Todos nosotros, empezando por usted, tenemos las manos manchadas de sangre”.

He ahí, al menos, a un científico que, responsable de abrir la Caja de Pandora, al menos tuvo conciencia, y supo llevarse las manos a la cabeza.

Pero miren el caso opuesto. Es el de Edward Teller, el creador de ese otro simpático juguete que fue la bomba de hidrógeno. Inasequible al desaliento –su cinismo jamás tuvo límites–, respondió no sólo con evasivas, sino atacando, a las afirmaciones (precisamente) de Sagan, que lo convertían en un ejemplo de inconsciencia científica.

Sagan había dicho hacía mucho tiempo que Teller y Andrei Sajárov eran “los responsables de que se haya cerrado el telón del futuro”, añadiendo que “la bomba de hidrógeno es, con diferencia, el arma más horrible inventada jamás”. En esa misma línea, cuando en 1983 se descubrió la existencia del invierno nuclear, base del cambio climático más radical de la historia del hombre, volvió a emprenderla con los dos físicos. La respuesta de Teller fue desmentir que hubiese tal fenómeno, y que sus acusadores eran, lisa y llanamente, una pandilla de alarmistas.
¿Les recuerda otro caso más reciente? Claro: el affair Al Gore. Señor, señor,...

El último de los científicos en el ojo del huracán es Albert Einstein. En la última fase de su vida se convirtió en un ermitaño, obsesionado con la Mecánica Cuántica y enfrentándose por ese motivo a Fermi, a Heisenberg y, en general, a toda la comunidad científica.

De eso y de muchas otras cosas habla Andrés Pérez Domínguez en su libro El factor Einstein, que acaba de publicar Martínez Roca.

‘El factor Einstein’ y su autor, Andrés Pérez Domínguez

La fabricación de la Caja de Pandora


“Sólo esperaba que el hallazgo sucediera a este lado de la frontera alemana y que quien lo descubriera tuviera sólo una pizca de sensatez para no ir corriendo a que la revista Nature o cualquier otra, publicase el resultado de la investigación...”
En el hermosísimo libro de Andrés Pérez Domínguez se retoma la pugna, en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, por conseguir la primera arma de destrucción masiva.
Dos bloques se enfrentan: Alemania y el resto del Mundo (a excepción, claro está, de Serbia, Italia y el Imperio del Sol Naciente).
Es el telón de fondo de una trama que sobrevuela a cualquier condicionamiento histórico, geográfico o político, para convertirse en un modelo de lucidez a la hora de tratar la condición humana.
He ahí a toda una serie de personajes de una solidez majestuosa, con todas las contradicciones posibles, con todas las debilidades, con todos los atisbos de bondad o actitud bienpensante o con esa maldad que, germinalmente, todos llevamos dentro. Están los físicos. Es decir, no sólo Einstein (quien, a todas luces, no es quien parece ser), sino Heisenberg, el que se quedó, ante la desesperación de sus colegas, en el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín para trabajar bajo el dictado de los preceptos militares de los nacionalsocialistas. Está Fermi, uno de esos personajes ambiguos, indecisos, para quien tomar una decisión ética resulta arduo. Está Leo Szilard, un científico quizás menos brillante que los anteriores, pero que sabe dar un paso histórico para alertar del peligro a quien debe y que tiene la certeza de que hay que proteger a buen recaudo la clave última de la fisión nuclear. Está Joliot, que tiene la arrogancia de publicar sus estudios en la revista Nature, en el peor momento posible, justo cuando pueden caer en malas manos (y caen, por supuesto).
Y los protagonistas. Frida von Kleinsberg, la aristócrata agente que se hace llamar Frida Klein, capaz de pasar sin sombra de preocupación o molestia alguna en la conciencia, de una faceta vital –su cometido bélico, como espía– a la opuesta –los sentimientos, que acaban por florecer– . Y ese hallazgo que es Alfonso Altamira, el mejor de todos los físicos españoles, que ha caminado mucho tiempo sobre las aguas turbulentas del Instituto Kaiser Wilhelm. Un hombre chapado a la antigua, un caballero solitario. Una auténtica delicia de personaje.
Toda la novela es una lección magistral de coherencia. En ella la buena literatura es, nuevamente, amena. Como en El corazón de las tinieblas, por poner un ejemplo. Como en El Viajero Astral. Como en Tombuctú. Es, simplemente, una historia humana maravillosa, envuelta en una tragedia de proporciones universales.




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Galicia-Hoxe.com, 16 de marzo de 2008

novela
Andrés Pérez: "Admiran a Einsten sen saber por que"
Desentraña a pugna de poder entre EEUU e a Alemaña nazi pola bomba atómica
V. OLIVEIRA . SANTIAGO


O escritor Andrés Pérez (Sevilla, 1969) deuse a coñecer coa súa novela La clave Pinner, ambientada durante a Segunda Guerra Mundial a partir da operación Mincemeat, un plan de engano británico para convencer aos alemáns de que os aliados ían invadir os Balcáns e Sardeña en lugar de Sicilia, o seu obxectivo real. Agora acaba de publicar con Ediciones Martínez Roca El factor Einstein, unha trama de intriga na que EEUU e a Alemaña nazi pugnan por facerse coa bomba atómica. Onte presentou en Santiago a obra, que comeza cunha cita do galego Julio Camba.


Que ten a Segunda Guerra Mundial para volver sobre esta época en "El factor Einstein"?

A Segunda Guerra Mundial formou o mundo como o coñecemos até a guerra fría. Pero non é o único que me interesa. Como a min o que me gustan son as paixóns que gobernan ás persoas -os sentimentos, as traizóns, as lealdades, a amizade, o amor-, creo que na guerra se dá todo isto en grao superlativo. Literariamente resúltame moi interesante.



Comeza o libro cunha cita do galego Julio Camba, referida ao pouco que se coñece a Teoría da Relatividade de Einstein.

A cita é moi reveladora porque fala un pouco sobre a percepción que a xente tiña e ten sobre Albert Einstein. Todo o mundo fala da Teoría da Relatividade sen entendela. E todo o mundo admira a Einstein sen saber por que, só porque é moi intelixente, pero como di Camba: "como a min non mo expliquen non sei por que".



Na novela descobre o lado humano de Einstein, ¿cal é a parte máis reveladora da súa personalidade?

Elixo a Einstein porque creo que é fundamental na historia. O 2 de agosto do 39 asina unha carta para animar ao presidente Rooselvelt a construír a primeira bomba atómica da historia, antes de que o fagan os nazis. A partir de aquí monto unha historia de ficción, os nazis mandan unha espía, Frida Klein, para que neutralice os plans de Einstein. Descubrir ao científico como persoa fíxome humanizalo moito. Encantáballe tocar o violín, contaba chistes, tivo moitísimas amantes, algo que non era fascinante para as súas mulleres, non sabía nadar nin navegar, e todos estes defectos de Einstein son os que o humanizan.

Ao final do libro inclúe a carta de Einstein a Rooselvelt, pero choca que, sendo un pacifista confeso, lle comunique isto ao presidente de Estados Unidos, ¿a que se debeu?

Si, Einstein era un pacifista convencido, deixara Alemaña para non facer o servizo militar, odiaba os uniformes, os desfiles e as armas. Era xudeu e físico, sabía o que podía pasar. Estaba un pouco arredado da comunidade científica pero escribe a carta a Rooselvelt porque é o científico máis famoso do mundo e o único ao que lle vai a facer caso. Viviu o maior dilema da súa vida. Non o fai para que se constrúa a bomba atómica nin moito menos que se utilice, era pacifista pero sabía tamén que se os nazis a construían antes ía ser moito peor.



Visitou todos os escenarios da obra: Berlín ou Manhattan, a casa que Einstein alugara en 1939 onde escribe a carta a Rooselvelt.

Intento sempre visitar os lugares que van aparecer nas novelas. Visitei Cracovia, Berlín, Nova York. E localicei en Long Island a casa onde Eisntein firmou a carta a Rooselvelt. Gústame facer unha novela ben documentada, na que todos os datos estean ao servizo da historia. Unha obra de ficción ten que ser entretida, é fundamental, porque logo pódese aprender historia.



Incluso encontrou un personaxe: Bob Rothman, que coñeceu a Einstein de adolescente.

Si, coñecino en Manhattan. Foi unha das cousas máis incribles que me puideron pasar. O pai deste home fora amigo de Einstein no verán do 39.Tiña doce anos e contábame que Einstein era un home alto, tiña un acento alemán moi forte, o seu barco, ao acabar o verán, deixábao no patio da súa casa. Foi un regalo incrible.
ATOS

Aos libros de historia fáltalles contar as cousas de forma amena"

Que supoñía falar dunha bomba atómica nos anos trinta?

Falar en 1939 dunha bomba atómica era como falar hoxe en día dunha invasión extraterreste. Era ciencia ficción. A Convención de Xenebra o único que prohibía entón eran as armas químicas, pero algúns científicos como Leo Szilard que é un personaxe real, e se dá conta de que a fusión do átomo é posible e que se desenvolvera en Alemaña. Só uns poucos científicos saben que se isto pasa, o mundo non vai volver a ser igual.

De feito, se os nazis a construíran, sería moito máis terrible. Porque o mundo xa non ía a ser igual pero ninguén quería darse de conta.

Por que cre que hoxe en día funciona tan ben unha novela con base histórica?

Porque se ves os libros de historia de agora eran como cómics, mentres que antes eran moi densos. A miña novela transcorre nun momento histórico determinado pero non é histórica nin de espías, é unha obra de personaxes, de sentimentos, a min interésanme os dramas da xente que os vive. Hai cousas que os libros de historia non dan de forma amena, iso fáltalles. O éxito destas novelas vén porque a xente aprende cousas e porque se pode identificar cos personaxes.
RAXECTORIA

Un centenar de galardóns

Andrés Pérez ten recibido máis dun centenar de galardóns en certames literarios. É autor do relato Ojos Tristes (Premio Internacional de Contos Max Aub), da colección de contos Estado provisional (Premio de Relatos Cidade de Coria), das novelas curtas Los mejores años (Premio José Luis Castillo-Puche) e Duarte (Premio Tierras de León). Na actualidade, é colaborador de varios medios de comunicación e hai uns meses foi galardoado tamén co XVII Premio de Novela Luis Berenguer polo seu libro El síndrome de Mowgli.






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viernes, 14 de marzo de 2008

La Voz de Galicia, 14 de marzo de 2008


Entrevista
ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ ESCRITOR «Me interesan sentimientos que mueven pasiones»

El autor revive la guerra en «El factor Einstein», una novela de espionaje sobre la bomba atómica

Autor:
Manuel BeceiroFecha de publicación:
14/3/2008

Foto: PACO RODRÍGUEZ

Tras el éxito de La clave Pinner , el escritor andaluz Andrés Pérez Domínguez vuelve a revivir el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión con El factor Einstein , una especie de thriller histórico en el que la ficción y la realidad se mezclan y trasladan al lector al instante en que los nazis estuvieron a punto de conseguir la bomba atómica. La novela, publicada por Martínez Roca (MR), cuenta la historia de una espía alemana a la que los nazis mandan a Nueva York para infiltrarse en la comunidad científica y adelantarse a los planes de Einstein. El libro evoca aspectos curiosos, como el hecho de que Einstein pudo haber terminado sus días como ciudadano español.

-Su novela ya está en Andalucía entre las más vendidas. ¿Influye el hecho de que sea usted un escritor muy prolífico, con una inmensa obra y galardonado en más de un centenar de certámenes literarios?

-Yo publiqué una novela antes que esta, que es La clave Pinner , que funcionó muy bien, y eso me ha abierto muchas puertas para publicar esta novela que es una novela mucho más ambiciosa que la otra.

-Las dos están ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué le interesa especialmente desde el punto de vista literario ese período histórico?

-Lo que ocurre es que, durante las guerras, se dan en grado superlativo los sentimientos, y los sentimientos que gobiernan las pasiones de las personas es lo que a mí me interesa de las novelas. Porque mi novela es, sobre todo, una novela de personajes, de sentimientos. Y me halaga mucho cuando en alguna crítica se dice que mi novela va en esa línea, que son Le Carré y Graham Green, a los que le interesan de verdad las pasiones de los personajes.

-Bueno, usted tiene en común con Green que también pisa los lugares en los que están ambientadas sus novelas. ¿Es imprescindible ir al lugar para poder construir una buena novela?

-Yo, si puedo, visito los lugares en los que se mueven los personajes de mi novela. Para esta visité Cracovia, Berlín, fui a Nueva York, localicé la casa donde Einstein firmó el 2 de agosto de 1939 una carta para animar a Roosevelt a construir la bomba atómica antes que los nazis. Y eso, aunque no es imprescindible, sí es importante.

-Novela histórica, novela negra, «thriller» histórico. ¿En qué género encasilla usted «El factor Einstein»?

-Le agradezco mucho que me haga esa pregunta. Yo creo que etiquetar las novelas es limitarlas. Pienso que no hay que etiquetarla. De hecho, esta novela va dentro de la colección de narrativa de MR, que engloba todos los aspectos.

-Un hecho que es poco conocido y se cuenta en la novela es que Einstein estuvo a punto de afincarse en España para investigar. ¿Qué se sabe al respecto?

-El primer país que le ofrece asilo político y la ciudadanía, y una cátedra en la universidad de Madrid, es el gobierno de la República. Él hizo amigos en la comunidad científica cuando estuvo en España dando unas conferencias. Y él acepta esta oferta. Se le busca ya incluso una casa en Madrid, pero el asunto en España se va complicando con el inicio de la guerra civil y decide quedarse en Estados Unidos

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Xeracionweb.com, 14 de marzo de 2008

Entrevista al escritor Andrés Pérez Domínguez: "Matahari me parece uno de los mitos más falsos de la historia del espionaje"




Etiquetas: Historia, libro, literatura, Albert Einstein
Anxa Correa.

El escritor Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) viajó hasta Santiago para promocionar su último libro, El factor Einstein , una novela de espionaje ambientada en la Segunda Guerra Mundial. El protagonista no es otro que Albert Einstein, figura clave para evitar que los alemanes se hagan con la fórmula de la bomba atómica. En el bando contrario, la joven física Frida von Kleinsberg intentará de incógnito defender la victoria nazi con todas sus armas.

Pregunta: ¿Se vio condicionado por el modelo de Matahari para crear un personaje de espía feminino?

Respuesta: No, no pensé en Matahari porque me parece uno de los mitos más falsos que existen de toda la historia del espionaje. No me parece un personaje real, aunque ha existido me parece más ficticio que ninguno.

P: ¿En qué se basó para construir el personaje?

R: La novela tiene como punto de partida la famosa carta que Albert Einstein firma el 2 de agosto de 1939 para animar al presidente Roosevelt a construir la bomba atómica antes que lso nazis. Es un hecho real, perfectamente documentado, y me pareció el dilema mayor de Albert Einstein, que era un pacifista convencido pero además judío, entonces se encuentra ante un dilema moral: o deja que los nazis construyan la bomba atómica, sabiendo que es posible, o anima al hombre más poderoso del mundo a que la construya.

A partir de ahí, planteo la pregunta de por qué los nazis no hicieron nada, y ahí entra el personaje de Frida: una espía científica que los alemanes mandan a Nueva York para adelantarse lo posible a los planes de Einstein y que los americanos no puedan construir la bomba atómica.

P: ¿Justifica de alguna manera la carta de Einstein a Roosevelt?

R: No, no intento justificarlo, el lector tiene que sacar sus propias conclusiones. Lo que está claro es que las guerras son terribles, que la energía atómica se utilice para construir una bomba es terrible, pero por lo menos, creo que la gente debería reflexionar y pensar que si los nazis hubieran construido la bomba atómica, el mundo habría sido mucho peor.

Segunda Guerra Mundial
P: Siente una especial predilección por la Segunda Guerra Mundial, ¿se vincula de algún modo con su historia personal?

R: La Segunda Guerra Mundial ha formado el mundo hasta ayer, hasta el fin de la Guerra Fría, y casi todavía lo sigue conformando. Lo que ocurre es que también las guerras es donde se dan en grado superlativo todas las pasiones: las lealtades, las pasiones, las amistades, el amor... que es de lo que trata mi novela, de sentimentos, de personajes.

P: En su anterior novela ya se introdujo en este momento histórico, ¿cómo se documentó para este libro?

R: Como soy de letras, me he tenido que documentar mucho para escribir una novela donde casi todos los personajes son científicos y para que fuese accesible para los lectores, porque la primera regla para mí es que sea un libro entretenido. Si además de pasárselo bien, aprende sobre física o sobre una época, sobre un personaje histórico, mejor.

Para ello he viajado a Cracovia, a Berlín, Nueva York y Long Island. Localicé la casa donde Einstein firmó en 1939 aquella carta para animar a Roosevelt a construir la bomba atómica. No es imprescindible visitar los escenarios de tu novela, pero si lo puedes hacer es importante.

P: ¿Nos podemos fiar de su obra para hacernos una idea de cómo era Einstein en realidad?

R: Sí, porque me he basado en datos absolutamente reales. El Einstein que conocemos todos es el que sale en la novela, pero yo voy más allá. Era ese científico despistado, que no se peinaba nunca, pero era un hombre que tuvo muchísimas amantes, estuvo casado dos veces, ejercía una fascinación tremenda sobre las mujeres, no sabía navegar y se perdía con su barco garabateando fórmulas por ahí... Era un tipo anárquico y fascinante.

En la novela cuento además algo que no sabe todo el mundo, y es que Einstein estuvo a punto de ser ciudadano español. En enero del 33, cuando los nazis llegan al poder, llega a Estados Unidos y dice que no va a volver a Alemania. El primer gobierno que le ofrece entonces asilo político es el de Madrid, y Einstein acepta. Pero las cosas se complican y decide quedarse en el puesto que le ofrecen en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Nueva Jersey.

Inspiraciones
P: ¿Cuáles han sido sus referentes a la hora de escribir este libro?

R: Este tipo de novelas tienen el problema de que en España se encuentran muchas que no están bien escritas. Se escriben muy bien ciertas novelas que después no hay quien se las trague, pero ocurre también lo contrario: novelas con una trama muy ágil, pero que a la mitad del libro piensas que el autor debería saber lo que es una metáfora. Espero no parecer pretencioso, pero cuando hago una novela, es que esas dos posturas se aúnen. Mis dos referentes, en cuanto a novela de espionaje, son Graham Greene y John Le Carré, porque hablan del alma humana. De hecho, el título de esta novela es un homenaje a El factor humano, de Graham Greene.

P: La novela está escrita con un estilo ágil y cinematográfico, ¿se va a llevar a la pantalla?

R: No lo sé, ojalá fuera así, pero el escritor es el que menos manda en estas cosas. Lo que pasa es que la historia transcurre en escenarios internacionales, así que sería una película muy cara de hacer, sería una superproducción y no sé.

P: ¿Se ha traducido la novela?

R: Todavía no, pero estoy en ello. La clave Pinner , mi anterior novela, ha estado a punto de traducirse y creo que todavía es posible, a pesar de que transcurre toda en Sevilla. En ésta transcurre todo en escenarios internacionales y creo que por eso, y por el personaje de Einstein, hay posibilidades de que se traduzca, pero que un autor español se traduzca no es tan fácil como parece.

P: ¿Qué otros proyectos tiene?

R: En otoño saldrá una novela que ganó el Luis Berenguer, El síndrome de Mowgli , que a pesar de que escribí antes que ésta, por azares del destino se publicará después. Así que hasta finales de 2009 no voy a sacar nada nuevo al mercado.

14/03/2008

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jueves, 13 de marzo de 2008

Diario Metro, 13 de marzo de 2008

El escritor Andrés Pérez Domínguez promocionará hoy en Santiago su novela 'El factor Einstein'


SANTIAGO DE COMPOSTELA, 13 (EUROPA PRESS)

El escritor sevillano Andrés Pérez Domínguez promocionará hoy en Santiago de Compostela su última novela, titulada 'El factor Einstein' y que publica la editorial Martínez Roca. Esta obra presenta, con un lenguaje muy cinematográfico, una trama en la que los protagonistas pertenecen a la comunidad científica y al mundo del espionaje, la Alemania nazi y los Estados Unidos pugnan por hacerse con la fórmula de la bomba atómica.

Tras el éxito indiscutible de 'La clave Pinner', el autor revive ahora el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en una novela de acción, con Einstein de fondo y la posibilidad de que el prestigioso científico llegase a ser ciudadano español. 'El informe Einstein' ofrece a los lectores una trama con suspense y destaca la intensidad de los personajes, que el autor ha dibujado con gran precisión, sobre todo la protagonista.

En esta nueva novela, que mezcla historia y ficción, una importante física alemana, bella, fría y calculadora, Frida von Kleinsberg, que trabaja para la policía secreta nazi, es enviada a Estados Unidos para que se infiltre en la comunidad de científicos para asegurarse, que Einstein no se interpondrá en los planes de Hitler, que no son otros que preparar una bomba para usar en la guerra.

El prestigioso Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad, es la clave para conseguir que el bando americano pueda adelantarse a los perversos planes del Führer, así lo cree Leo Szilard, físico húngaro refugiado en Estados Unidos. El futuro de la Humanidad dependerá de quién sea el primero en descubrir la fórmula de la bomba atómica.

TRAYECTORIA

Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969), ha sido galardonado en más de un centenar de certámenes literarios. Es autor del relato 'Ojos Tristes' (Premio Internacional de Cuentos Max Aub), de la colección de cuentos 'Estado provisional' (Premio de Relatos Ciudad de Coria), las novelas cortas 'Los mejores años' (Premio José Luis Castillo-Puche) y 'Duarte' (Premio Tierras de León).

El autor demostró su gran dominio de la escritura en su última novela 'La clave Pinner', donde a partir de uno de los señuelos más famosos de la Segunda Guerra Mundial, la operación Mincemeat, crea una original historia de ficción que ha tenido una excelente acogida por parte de los lectores y de la crítica. En la actualidad es colaborador de varios medios de comunicación y hace unos meses ha sido galardonado con el XVII Premio de Novela Luis Berenguer por su libro 'El síndrome de Mowgli'.
Europa Press






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miércoles, 27 de febrero de 2008

Reseña de Jesús Lens

EL FACTOR EINSTEIN
Andrés Pérez Domínguez
Editorial Martínez Roca

¿Sabían ustedes que, antes de la Guerra Civil española, durante los tiempos de la República, se tanteó a un tal Albert Einstein para que, tras haberse exiliado de una Alemania que ya olía a nazismo y antisemitismo, se instalara en España, a través de una cátedra que se le daría en la universidad madrileña? ¿Sabían ustedes que, a resultas de esas gestiones, Einstein hizo buenas migas con algunos científicos españoles que, finalmente, también terminarían exiliados en los EE.UU.?

Pues sí. Todo ello es cierto. Y partiendo de esa anécdota, el escritor Andrés Pérez Domínguez ha construido una sólida historia titulada El factor Einstein, publicada por Martínez Roca, una novela ambiciosa, voluminosa, en la línea de los mejores libros de espías de los más reputados autores internacionales.

Porque El factor Einstein transcurre en los EE.UU. de preguerra así como en el Berlín enfebrecido con los nazis. Uno de los mejores capítulos de la novela se encuentra al principio de la misma, cuando Frida ha de encontrarse con un sujeto en un café de la capital alemana. La tensión en que transcurre la persecución y abordaje está perfectamente lograda.

Hablamos de una historia tradicional de espías, con agentes dobles, estrategias, persecuciones y asesinatos en la que el mejor papel corresponde a Frida, una Matahari de los nazis que, convencida de su misión, aún tiene resabios conservadores que la hacen desdoblar su personalidad entre la Frida científica, ilustrada e intelectual y la Frida asesina, convencida de que tiene una misión entre manos que la obligará a mentir, engañar y, llegado el caso, hasta a matar.

Pero ¿cuál es el McGuffin de la historia? ¿Qué pone en marcha a Frida y por qué un Einstein en horas bajas como científico aún tenía un importante papel que jugar en el concierto de la alta política mundial?

Una palabra, o mejor dicho, un concepto nos lo explica ya que a medida que los años treinta se ven abocados a una conflagración internacional, un mineral comienza a cobrar una importancia capital: uranio. Uranio para fabricar bombas. Unas bombas muy especiales: las bombas atómicas que pudieron ser posibles “gracias” a la famosa teoría de la relatividad de un científico genial que, en esta novela, también es una persona entrañable, cálida y cercana, a la que descubrimos en la intimidad de su exilio americano, tocando el violín, navegando en barco o haciendo gala de sus notables dotes de seductor.

Una novela de espías que, como todas las que se precian en este sector de la literatura, tiene cerca de seiscientas páginas, necesarias para contar una historia de largo alcance y amplio recorrido, con unos personajes muy bien perfilados y una atractiva trama, bien trazada y mejor resuelta.

A quien le gusten las novelas de intriga (que no negras y policíacas propiamente dichas) basadas en un periodo de la historia tan excitante como el de entreguerras, en El factor Einstein encontrará una extraordinaria novela con la que entretener las todavía largas noches de este extraño invierno que ya toca a su fin.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros
http://pateando-el-mundo.blogspot.com/

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domingo, 24 de febrero de 2008

ABC de las Artes y las Letras, 23 de febrero de 2008

Espionaje atómico

José María Pozuelo Yvancos
La anterior novela de Andrés Pérez Domínguez, titulada La clave Pinner, descubrió a un novelista con excelentes cualidades, desplegadas en un género como la novela de espías, con un fondo de conflicto político. En aquel caso, la acción tenía que ver con España y con un complot para asesinar a Franco.

En El factor Einstein, Pérez Domínguez confirma e incluso acrecienta aquellas cualidades que pude señalar entonces de buen narrador, con instinto para seleccionar un buen tema. Respecto a la anterior tiene, por otra parte, dos ganancias: haber dado el salto al corazón del género, al tratar el espionaje nazi en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, y hacerlo con una red temática de enorme interés.

Carta a Roosevelt. La trama, ambientada en Berlín y Nueva York, con personajes históricos reconocibles que forman el mundo de los catedráticos de Física exiliados, contemporáneos y sucesores del gran Albert Einstein, hace girar la novela en torno a un hecho cierto: el peligro de que el régimen nazi desarrollara la fisión nuclear y por tanto una bomba atómica. Incluso se ofrece como colofón la versión original y traducida de la conocida carta en que Einstein advertía al presidente Roosevelt de ese peligro. Esa carta al cierre de la novela es la culminación de la trama, pues conseguirla es lo que mueve a unos personajes (los físicos Fermi y Szilard, citados, por cierto, por el propio Einstein en tal misiva), y que tal hecho no se produjera es lo que se propone el espionaje nazi, que ha mandado para ello a Frida Klein, una hermosa investigadora, discípula de Steiner y del propio Einstein, quien actúa de espía, disfrazada de exiliada.

La novela, independientemente de sus capítulos, tiene dos partes principales: la atmósfera berlinesa, cuyo tempo de desarrollo es magnífico y alcanza soberbias escenas, como la del encuentro casi frustrado de Frida con el contacto del Consulado español en el café berlinés, y la de Brooklyn, donde se sigue la soledad que vive uno de los personajes mejor trazados, el profesor Alfonso Altamira, catedrático de Física en la Complutense, exiliado a Estados Unidos, que es el gancho del que se servirá Frida para llegar a Einstein, quien vive semirretirado en Princeton.

Pérez Domínguez domina muy bien los recursos del género, tanto la atmósfera de las ciudades, que ha descrito con mucho cuidado, como lo que podríamos llamar urdimbre narrativa del interés, que crea en el lector la necesidad de saber en qué va quedar todo. Es decir, buena atmósfera y buena trama. Por esas buenas cualidades, este crítico no entiende la necesidad de dos ingredientes que se encuentran no demasiado bien desarrollados.

Por un lado, se explica mal la necesidad de los padres adoptivos de Frida de decirle de repente la verdad. Es algo que se resuelve con demasiada facilidad y demasiada rapidez para la importancia que tal función ha de tener en la trama, por lo que se ve como un mecanismo de deus ex machina algo forzado. El otro es la necesidad de que Frida sea una hija extramatrimonial a quien Einstein ha abandonado. Una novela tan bien urdida desde el punto de su tensión y de su bien organizada trama, ¿tenía realmente necesidad de añadir ese ingrediente psicodramático? ¿No era suficiente que Frida, como espía nazi, quisiese acabar con Einstein? ¿Es necesario que se crea hija suya?

El límite de la ficción. Literariamente, que es lo que importa, le parece a este crítico que no, y que tal ingrediente antes estorba que facilita la credibilidad de la historia. Independientemente de que la novela, al haber introducido nombres reales, historias verdaderas (como la carta última dirigida a Roosevelt, etc.), debía haber aclarado en una nota final cuál es el límite de la ficción y de la realidad en tal asunto. La memoria de Einstein y su derecho como ciudadano a tenerla libre de tan graves suposiciones, seguramente lo habría agradecido, pero también el lector, precisamente para dejar fuera de sospecha que haya trampa en el desarrollo de tan apasionante trama, sospecha que permanece en el aire, lo que a mi juicio enturbia su relación con la novela. Y eso que, ya digo, desde el punto de vista de su cuidado en los personajes, de la gradación de la tensión y de la construcción de atmósferas, queda claro que Pérez Domínguez es buen escritor. Solamente lo dicho y un cierto exceso en las escenas de asesinato, como la demora en el caso de los dos sexagenarios en la barca, grava algo la que por otra parte se lee apasionadamente como una buena realización del género de espionaje.

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martes, 19 de febrero de 2008

Diario de Cádiz, 18 de febrero de 2008

Andrés Pérez Domínguez apunta a "la historia" y "al azar" como claves del escritor

Tras ganar el Luis Berenguer en 2007 con 'El síndrome de Mowgli', el autor lanza su nueva obra, 'El factor Einstein'
Cristina Marzán / Cádiz


Andrés Pérez Domínguez

Parece ser que la suerte juega un importante papel en el destino de las personas, sobre todo, para los escritores de los últimos tiempos. O por lo menos eso piensa el autor Andrés Pérez Domínguez, quien "por azares de la vida" no sólo ha ganado el premio Luis Berenguer en noviembre de 2007 con la obra El síndrome de Mowgli, sino que en apenas dos meses ha lanzado al mercado su nueva novela, denominada El factor Einstein. Una historia que comienza meses antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial cuando Leo Szilard, un físico húngaro refugiado en Estados Unidos, tiene la certeza de que los nazis preparan una bomba para utilizar en la guerra que se avecina. En el relato, el prestigioso Albert Einstein es la clave para conseguir que el bando norteamericano pueda adelantarse a los perversos planes del Führer, ya que el futuro de la humanidad dependerá de quién sea el primero en descubrir la fórmula de la bomba atómica.

El espionaje tiene lugar en esta novela con el personaje de Frida von Kleinsbert, una importante física alemana, bella, fría y calculadora, que trabaja para la policía secreta nazi, que es enviada a Estados Unidos para que se infiltre en la comunidad de científicos y asegurarse de que Einstein no se interpondrá en los planes de Hitler. "Frida es el personaje más atractivo de la obra. Es la representación del mal, que es lo más fascinante en las historias, aunque finalmente demostrará tener también un corazón", argumenta el escritor.

Tras ser distinguido con numerosos galardones durante su trayectoria profesional, Pérez Domínguez ha asegurado que "el ganar premios importantes le ha servido para pensar que sus obras gustan a un amplio espectro de lectores". A lo que añade el escritor: "intento que en mis novelas se muestren sentimientos y pasiones a través de los personajes, y que de esta forma el lector se siente identificado con ellos, ya que los datos y la historia sólo sirven como hilo argumental".

Para describir paisajes, situaciones y documentar las novelas, el autor, en ocasiones, se traslada a los escenarios reales de su obra, que "no resulta imprescindible pero si oportuno" de cara a situar al lector. Una iniciativa interesante que caracteriza a Andrés Pérez Domínguez, que junto a la suerte y el azar, puede ser la clave para el éxito experimentado en este último año.

El factor Einstein ya se encuentra en las librerías nacionales, aunque en los próximos meses El síndrome de Mowgli será la sana competencia de esta obra.

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domingo, 17 de febrero de 2008

La Opinión de Málaga, 16 de febrero de 2008


El marcapáginas
Guillermo Busutil
(La Opinión de Málaga, 16 de febrero de 2008)

El factor Einstein

Hace mucho tiempo que la novela negra y su variante, la novela de enigma, encontraron en la Historia un interesante elemento de fusión literaria para mez-clar en dosis exactas la tensión del suspense, el lado oscuro del alma humana y aquellos episodios históricos que contienen aristas, ángulos muertos o posibili-dades de nuevos enfoques. El resultado de esta reacción química fue etiquetado como el género thriller histórico que tanto parece gustar a los lectores que bus-can en la lectura entretenimiento y conocimiento. ‘El factor humano’ de Greene, ‘El espía que surgió del frío ’ de John Le Carré, ‘En busca de Klingsor ’ de Jorge Volpi, ‘El Diablo de la ciudad blanca ’ de Eric Larson y ‘Matar a un leopardo de Andrés J.Reina son algunos de los estimables ejemplos de este género edificado en una buena aventura de intriga, un adecuado pulso literario y un interrogante dentro de las lógicas posibilidades que convierten una especulación en un hecho que pudo suceder realmente.
Esta corriente narrativa, además de continuar siendo un filón para la industria cinematográfica americana, encabeza las primeras posiciones en el mercado literario y cada vez surgen nuevos nombres, dispuestos a ofrecer calidad, como los de Pablo de Santís, Luis Manuel Ruiz o Andrés Pérez Domínguez, el escritor sevillano que ya sorprendió con su primera novela, ‘La Clave Pinner ’, ambien-tada en una Sevilla marcada por la Guerra Civil española y el espionaje interna-cional.
Ese universo, perfectamente definido por la célebre película ‘El Tercer Hombre’ de Carol Reed, de la que Pérez Domínguez es un confesado deudor, vuelve a enfocarlo, ahora desde la perspectiva de la amenaza de la bomba atómica, en ‘El Factor Einstein ’, publicado en Martínez Roca. La historia que enmarca esta no-vela, situada entre Berlín y Nueva York, parte de la contestación americana del presidente Roosevelt y del Nobel Albert Einstein al conocimiento del programa atómico del gobierno nazi, encabezado por Heisenberg, decidido a fabricar una bomba al servicio del Tercer Reich en la expectación previa al estallido de la guerra. El veraz dato histórico le sirve a Pérez Domínguez para urdir una entre-tenida y convincente trama de intriga, apoyada en la tensión narrativa, en los diálogos, en la perfecta administración del suspense y en los claroscuros psico-lógicos de los protagonistas. Un físico húngaro, Leo Szikard, que junto con Eisn-tein intentará adelantarse al peligro nazi y cuyo plan intentará abortar una her-mosa y fría espía alemana, Frida Klein, marcada por un secreto de su pasado y el convencimiento en su misión.Tres personjes, acompañados por excelentes secundarios, como el escritor Gaspar Puig y el exiliado Altamira.
Se le dan bien a Pérez Domínguez la realidad subterránea de la Historia, la es-peculación verosímil de lo que pudo suceder y esos personajes secundarios que ayudan a completar la psicología de los protagonistas y las aristas que suelen tener el amor, el engaño, la venganza o el patriotismo.Temas que, junto con la neutralidad de la ciencia, la agonía de la República española, el exilio y la per-sonalidad del padre de la Teoría de la Relatividad, aborda esta novela en la que el lector termina convirtiéndose en un espía infiltrado que se verá sorprendido a un paso del desenlace final.

© Guillermo Busutil

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lunes, 11 de febrero de 2008

El Correo Gallego, 10 de febrero de 2008

Escritor y periodista
Andrés Pérez Domínguez: “En enero de 1939, Einstein estuvo a punto de ser ciudadano español”
10.02.2008 Tras el éxito indiscutible de ‘La clave Pinner’, Andrés Pérez revive ahora el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en una novela de acción, con Einstein de fondo. ‘El factor Einstein’, publicado en MR, atrapa desde la primera línea, con un lenguaje muy cinematográfico.
TEXTO: JOSÉ MIGUEL A. GIRÁLDEZ

Andrés Pérez Domínguez se acerca de nuevo a los años del nazismo y al nacimiento de la primera bomba atómica


Andrés Pérez Domínguez

Podemos decir que El factor Einstein se inscribe en el llamado género histórico. O, quizás mejor, en el género del thriller histórico. Son, al final, etiquetas. Etiquetas pensadas por los publicistas que, poco a poco, han hecho fortuna. Pero, ante todo, El factor Einstein es una novela de acción. Voluminosa, densa, escrita con mimo, Andrés Pérez Domínguez nos traslada a los instantes en los que los nazis pudieron conseguir la bomba atómica. Una mezcla de historia y de ficción, escrita sobre los propios escenarios naturales, como el autor se encarga de subrayar. Y el recuerdo, curioso al menos, de que Albert Einstein pudo haber terminado sus días como ciudadano español. No les faltará suspense a los que lo lean, y disfrutarán con la intensidad de los personajes, dibujados con gran precisión, sobre todo la protagonista.

Parece que la Segunda Guerra Mundial es uno de tus temas favoritos...

–La Segunda Guerra Mundial ha conformado el mundo hasta el final de la Guerra Fría, tal y como lo conocemos hoy. Y nos coge muy cerca. Hay personas vivas que conocieron el conflicto y es lógico que siga siendo muy importante para los historiadores y para los creadores. Mi caso es sólo uno, pero hay muchos más.

–Muchas novelas sobre la Segunda Guerra Mundial, pero no tantas sobre la Guerra Civil. Aunque también hay unas cuantas...

–Sí, quizás hay menos. Queda mucho por escribir sobre nuestra Guerra civil, que fue, además, la antesala del conflicto europeo, así que están relacionadas.

–Llegas a decir en la novela que si la Guerra Mundial hubiera estallado antes, la República se habría salvado.

–Mi novela se desarrolla en 1939, el año en que termina la Guerra Civil. Y algunos de mis personajes son científicos españoles exiliados en América. Todos ellos miraban a España desde allí, y desgranaban sus opiniones, como es natural.

–He visto que has escrito un breve epílogo en el que hablas de manera sintética de cómo se desarrolló la investigación de campo para esta larga novela. O sea, que es necesaria la documentación pero también parece necesario ir a los sitios, y sentirlos... Porque parece que llegaste a ir a la propia casa de Einstein en Estados Unidos.

Sí, visité todos los escenarios que aparecen en la novela. Se puede sustituir con documentación, pero está claro que es mucho mejor ir. Yo viajé a Cracovia, a Berlín, a Nueva York... y de allí me trasladé a Long Island. Y casi por casualidad descubrí la casa en la que Einstein había firmado una carta en agosto de 1939 para animar a Roosevelt a fabricar la primera bomba atómica.

–Tu novela anterior, ‘La clave Pinner’, sobre la llamada operación Mincemeat, también en la Segunda Guerra Mundial, debió servir como una especie de preparación para esta que has escrito ahora...

–Bueno, sobre todo fue una novela que me abrió muchas puertas, lo cual siempre es fundamental. Me ha ayudado mucho en el territorio de la documentación. Hay que pensar que esta otra novela se desarrollaba en 1943, también un hecho real de la Segunda Guerra Mundial, una operación que tuvo lugar en Andalucía... Yo tenía mucha documentación, ya digo, sobre todo esto, y aprendí a comprender cómo pensaban las gentes de entonces, a meterme en su pellejo... Y bueno, sí, es cierto, me sirvió mucho para hacer El factor Einstein.

–Ya son muchos los que escriben novela con trasfondo histórico, ¿no te parece? Habrás tenido vértigo al ver tanta obra sobre la Segunda Guerra Mundial, tanto como hay, no sé, sobre los cátaros o los templarios, por ejemplo...

–Yo odio las novelas de templarios, personalmente. Las etiquetas sólo limitan la literatura. Yo creo que hay malas y buenas novelas. Creo en la literatura, en las novelas de personajes, en los sentimientos... los lectores se identificaban con eso. Después, que se desarrolle en una época o en otras... pues tampoco es tan importante. Hitchcock lo demuestra claramente en Encadenados, con Ingrid Bergman y Cary Grant. El espionaje era para amueblar el mundo, pero al final el amor es lo que importa, lo que mueve el mundo. En La clave Pinner el amor era importante, y aquí, como sabes, también...

–Sí, es cierto. El amor es básico en la trama de ‘El factor Einstein’, pero también el engaño... No podría ser de otra manera, porque esto, al final, es una novela de espías...

Claro, por supuesto, hay que reconocerlo sin complejos. Es una novela de espías. Porque además, la protagonista absoluta, aparte Albert Einstein y un profesor español exiliado, es Frida Von Kleinsberg, una física alemana, que va a estar omnipresente en toda la trama.

–Me preguntaba en quién te habrías inspirado para crear a Frida... (risas de fondo). Pero claro, hay tantas fotografías de mujeres de la época, tantas que podrían ser ella...

Efectivamente. la editorial Martínez Roca ha acertado muy bien a la hora de elegir la portada... lo digo precisamente por la foto. Pero sí, Frida es uno de esos personajes capaces de todo, que se dice que son personajes más grandes que la vida. En el cine de los años 30 y 40 hay mujeres así.

–Es un personaje muy sólido, que nos va llevando a varios escenarios, siempre con un gran peligro alrededor... con mucha tensión... hasta ahí podemos contar.

–Sí, jajaja, como se decía en el Un, dos, tres... Gracias por lo de personaje sólido. Bueno es un personaje duro, lleno de encanto y de brutalidad al tiempo... Saco también a un tal Bob Rosman porque su padre había sido amigo de Albert Einstein en el año 39. Rosman me enseñó un diario de su padre, en el que mostraba, de su puño y letra, la preocupación de Einstein porque Leo Szilard, un científico húngaro que también aparece en la novela, había ido a visitarlo para que firmara la carta famosa para el presidente. Creo que el diario tendría que estar en un museo.

–Aparte de genio, Einstein era todo un personaje, lejos de ese científico metódico que uno podría pensar que era...

–Sí, era un personaje increíble. Lo curioso es que Einstein pudo ser español, porque se le ofreció un puesto en la Universidad Central, en Madrid, en enero de 1939. Él, que estaba en EEUU dando unas conferencias, proclama que como los nazis están en Alemania, no va a volver. El gobierno de la República le ofrece ese puesto universitario, ya digo, y él acepta. Lo que pasa es que las cosas se complicaron después en España, a gran velocidad, y decidió al final quedarse en Pinceton. Bueno, él ya había estado en España en 1923. Y, sirva como anécdota, le pagaron 3.500 pesetas por conferencia.

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domingo, 10 de febrero de 2008

El Correo de Andalucía, 9 de febrero de 2008

El factor Einstein
Edmundo Díaz Conde


Siempre es grato dar con alguien cuya calidad personal está sobradamente a la altura de su vocación. Y, aunque rara vez se pone en tela de juicio la profesionalidad de los escritores, juro que, como en todos los gremios, los hay vocacionales y laboriosos, pero también haraganes, mezquinos y plagiadores. Andrés Pérez Domínguez, sevillano como el que más, ofrece el perfil de escritor profesional y de buena gente donde los haya. Viene esto a cuento de su última y muy reciente novela: El factor Einstein. Publicada por la editorial Martínez Roca (Planeta), el autor nos invita a un viaje fascinante por su modo y su destino: el momento histórico y la clave que decidieron la suerte de la Segunda Guerra Mundial, y, con ella, el declive de un mundo que aún nos inquieta y horroriza. No voy a desvelar el argumento, pretendo sólo incitar a su lectura a todo amante del suspense, el género del espionaje, la novela negra, y, más aún, a los que se desviven por una historia contada con la voluntad de hechizar voluntades y de suspender el tiempo de los relojes.

Si lo he comprendido bien, Pérez Domínguez persigue, entre otros objetivos, entretener y complacer al lector. Qué delicia abrigar esa clase de pretensiones en un país en donde provocar el placer del público equivale, desde hace décadas, a rebajarse a ojos de las musas clásicas. En El factor Einstein el autor no sólo persigue divertir, se esmera en no renunciar a sus propias exigencias artísticas; o, lo que es igual, estamos frente a una novela en la que el estilo cristalino y la peripecia de los personajes se apoyan recíprocamente.

o en vano Pérez Domínguez subraya en las entrevistas que la calidad y el entretenimiento no son incompatibles. Y lo curioso es que de sus palabras no se desprende jamás petulancia, sino orgullo por su oficio, y humildad ante la evidencia, como ya dijo el clásico, de que si la vida es larga, el camino del arte es más largo. Frente a la novela entretenida, pero mala de solemnidad, frente a la novela “literaria”, “selecta”, pero tediosa, Andrés Pérez Domínguez ofrece una alternativa. Toca siempre al lector la última palabra.

Lo que ya se puede afirmar sin duda es que El factor Einstein es el resultado de un trabajo concienzudo, la última historia de un novelista que promete laureles a una tierra de soñadores y poetas.

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lunes, 21 de enero de 2008

El Mundo, 21 de enero de 2008

LA ETERNA SEVILLA
Por Francisco Robles

ANDRÉS PÉREZ DOMÍNGUEZ


Andrés Pérez Dominguez (Sevilla,1969) ha sido galardonado en más de un centenar de certámenes literarios. El último ha sido el premio Luis Belenguer de novela con El síndrome de Mowgli, que publicará próximamente Algaida. Tras el éxito de crítica y público que cosechó con La clave Pinner, una novela de espionaje ambientada en Sevilla que no tiene nada que ver con eso mismo que el lector puede estar pensando, sino con la II Guerra Mundial, este autor sevillano que vive en Sanlúcar la Mayor vuelve a las librerías con El factor Einstein.

--Haga un esfuerzo y resuma el arranque del argumento de su nueva novela.

--El 2 de agosto de 1939 Albert Enistein le escribe una carta al presidente Roosevelt para ofrecerle la fabricación de la bomba atómica antes de que lo hiciera Hitler. El científico se situaba en un dilema ético, ya que, por un lado, era antimilitarista y, por el otro, judío. Hablar de la bomba atómica en 1939 era algo parecido a la ciencia ficción. A partir de ese momento empieza la ficción novelesca propiamente dicha, donde toma cuerpo la espía alemana Frida von Kleinsberg,
que se instala en Nueva York para infiltrarse en la comunidad científica, con el fin de que Einstein
no pueda fabricar la bombaa tómica. Si mi anterior novela La clave Pinner estaba ambientada en Sevilla, ésta se sitúa en Nueva York, Berlin y Cracovia.

~¿Se ha documentado en bibliotecas o ha estado en los lugares donde se desarrolla la acción?

--Visité escenarios y localicé la casa de Long Island donde Einstein firmó esa carta a Roosevelt que aparece al final de novela. Es cuñoso que Einstein aceptara el ofrecimiento que le hizo el Gobierno de la II República Española para refugiarse en nuestro país mientras Hitler detentara el poder en Alemania, aunque luego no viniera por nuestro país por causas obvías: se habría metido en plena Guerra Civil.

-Andrés Pérez Domínguez quiere dejar claro que estamos ante una novela entretenida. Algunos cñticos lo comparan en este sentido con Graham Green o con Le Carré.

-Me interesan más las pasiones que las investigaciones que hago para adornar la trama. Es la técnica del MacGuffin que practicaba Hitchcoock. El problema en España es que hay novelas bien escritas con una trama aburrida v viceversa.

--¿Por qué Sevilla da muchos y buenos poetas y muy poquitos novelistas?

--Sevilla es una ciudad de arte y no creo que la novela se caracterice por esa iluminación que está
presente en la poesía o en la pintura. El novelista está más relacionado con el oficio, con la constancia, con algo que no entra en los tópicos de la ciudad.

--Usted situó La clave Pinner en Sevilla. ¿Por qué?

--Es una novela ambientada en una ciudad alejada de los tópicos, no es una novela costumbrista
donde los habitantes hablen en sevillano. Los críticos alabaron que por fin un género como la novela de espionaje llegara a una ciudad que no era Madrid ni Barcelona. Todo esto depende de la visión que cada uno tenga de la ciudad, y en Sevilla los tópicos son demasiado poderosos.

Los tópicos que definen a Sevilla son, para el novelista, los de siempre (Semana Santa, la Feria
de Abril, el Rocío: "Todo ese entramado folklórico que yo respeto aunque no participe. Y además están los asociados a Andalucía, como es el caso de la pereza)

--¿Hay que irse a Madrid o a Barcelona para publicar y vender las novelas?

--No es cierto, eso es una boutade estúpida. Con los actuales instrumentos de comunicación, como internet, puedo publicar en editoriales que están en Madrid o en Barcelona, si bien es verdad que los que viven allí tienen más posibilidad de relacionarse con los editores. Pero, si hay talento, no hay problema.

~;.Cómo nos ven los editores madrileños o catalanes desde la distancia?

--Muestran un gran desconocimiento sobre el movimiento cultural que existe en Andalucía, nos
ningunean. Me he sentido muy bien tratado, pero está claro que aún somos la perifeña, las provincias, aunque haya mucha gente que no encaje en los tópicos andaluces.

Cuando hablamos de los indices de lectura en la ciudad, Andrés Pérez Domínguez cree que Sevilla no es una ciudad muy leída por desgracia, aunque también es cierto que se venden los libros, y para demostrarlo ahí está la recién inaugurada FNAC, o La Casa del Libro. Otra cosa distinta es que se lean. Yo espero que al menos se compren y se lean los míos.


--¿Tienen algo que ver las fiestas que se suceden continuamente en la ciudad con estos bajos índices de lectura?

--El clima, la forma de vivir, la idiosincrasia, hacen que la gente salga mucho a la calle, que las actividades se realicen fuera de casa, y esto va contra el hábito lector. Seguro que en Noruega se lee más por esa misma razón. Me alegra ver las secciones infantiles de las librerías, porque ahí está el futuro de la lectura. En esto soy optimista: siempre habrá lectores.

--¿Se siente deudor de algún escritor sevillano? ¿La literatura de la ciudad ha ejercido alguna influencia en usted?

--Ninguna. No creo en la literatura sevillana, ni en la andaluza, ni en la española, sólo en la Literatura con mayúscula. Acotar la literatura es un error que se comete, por ejemplo, cuando se habla de la narrativa andaluza. Ni siquiera soy partidario de dividirla en géneros. Existen los buenos libros y punto. Un buen escritor puede nacer en Nairobi, en Sevilla o en Helsinki.

--¿El estado actual de la ciudad casaría con una novela de espionaje?

--(Risas tirando a carcajadas) Digo 1o mismo que Danny de Vito cuando le enseñaron Madrid en
obras: me gustará cuando encuentren el tesoro que andan buscando. Sevilla es un caos a pesar de su hermosura. Estuve hace poco en Venecia y allí da gusto pasear por la ciudad, sin tráfico ni atascos. Que Sevilla es un caos lo sabemos perfectamente los que vivimos en el Aljarafe. Por desgracia, hay muchas zonas de Sevilla que podrian servir como escenario de lo cutre, hay demasiados barrios dejados de la mano del Altísimo.

A la hora de analizar la conservación de la ciudad, el novelista piensa que la Catedral está más limpia sin el tráfico. Cuando se destapen las obras, lo veremos, porque ahora no es buen momento para valorar el estado de conservación de la ciudades.

--¿Qué le parecen las ’setas’ de la Encarnación?

--(Más risas tirando aún más carcajadas) ¿Se han construido ya? Lo pregunto porque hace mucho tiempo que no paso por allí. Recuerdo que la Encarnación lleva en obras toda la vida, desde que yo era niño. Esto se parece al mito medieval del reino del preste Juan. La Encarnación con setas podría ser el escenario de una novela al estilo de Tenninator, un lugar para
situar un apocalipsis nuclear.

--No ha pensadoe n escribir alguna vez una novela que mezcle la Semana Santa y el terrorismo, que es algo que se ha puesto de moda?
-
-Ya lo hizo Juan Bonilla con Nadie conoce a nadie. No lo sé, aunque.creo que para escribir una
novela sobre el terrorismo es pronto aún. Hay que tener perspectiva histórica para abordar este
asunto. La Semana Santa es muy novelesca: nos llevaríamos más de una sorpresa si levantáramos los capirotes y viéramos quiénes son los que están debajo de los antifaces.

--¿Y una novela sobre la Feria de Abril?

--La Feria también es novelesca, aunque menos que la Semana Santa. La Feria concentra a mucha gente, está dotada de un gran colorido, y su novela sería muy parecida a La hoguera de las vanidades. Tenga en cuenta que Sevilla es una ciudad absolutamente vanidosa y
probablemente con razón.

Personajes sevillanos
Jugamos con Andrés Pérez Dominguez, que también hace crónica ciudadana en Punto Radio con Cristóbal Cervantes, a diseñarle una novela a cada personaje que brilla con luz propia o prestada en la ciudad. Así, el alcaide Monteseirín sería el protagonista de una comedia. Lo de Zoido está más cerca de una novela épica. Para cerrar el trío municipal, a Rodrigo Torrijos lo situaría en una novela costumbrista. A partir de ahora todo es posible, ya que de pronto aparece en esta lista de personajes novelescos Manuel Ruiz de Lopera, alias Donmanué, para el que Pérez Domínguez re serva el género del sainete. Ya puestos, vámonos que nos vamos con la Anselma, que es carne de novela histórica. Por último, la figura Carlos Amigo Vallejo, un cardenal apropiado para una novela elegante, decimonónica, con un protagonista que concita un gran consenso.

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domingo, 20 de enero de 2008

La Razón, 20 de enero de 2008

Óscar Gómez / Solo expreso / La Razón de Sevilla / 20-01-08



El juntaletras


Su historia merecería ser contada en una de sus propias novelas. Su historia es la de un tipo reservado y meticuloso que un día decidió dejarlo todo por un sueño; el de "juntar letras", que es como él mismo describe su oficio. Tomó la determinación de probarse aprovechando el descanso del almuerzo para escribir relatos con los que enseguida comenzó a ganar prestigiosos premios a lo largo y ancho del país. Tan bien le fue que dejó por la literatura el próspero negocio de muebles que regentaba. Ahora sigue escribiendo relatos y ganando premios, pero ya no vive del cuento. Ahora vive de la novela. La última que ha publicado se ambienta en los años previos al periodo histórico que más fascinación ejerce sobre su alma. Si la Segunda Guerra Mundial configuró el mundo tal y como ahora lo conocemos, su libro se fijajusto en el segundo en el que se escribía el futuro de la humanidad con la rúbrica del más célebre científico de todos los tiempos, Albert Einstein, al final de una carta en la que se pedía al presidente de Los Estados Unidos que se comenzara con la carrera armamentística nuclear. Para documentar su novela, el autor reservado y meticuloso quiso viajar a la misma casa en Nueva York donde el Einstein firmó lacarta. Allí conoció por casualidad al hijo octogenario de un hombre que fue amigo del físico, y que le mostró el diario de su padre, en elque se reflejaba la visita a la casa de Einstein en la Bahía de Peconic de Leó Szilárd, impulsor del Proyecto Manhattan. No fue suerte para el escritor sevillano, es la forma en la que el destino reconoce el esfuerzo y la constancia. La novela lleva por título "El factor Einstein". El juntaletras reservado y meticuloso se llama Andrés Pérez Domínguez.

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sábado, 19 de enero de 2008

El País Andalucía, 18 de enero de 2008

Una novela relata la búsqueda de la bomba atómica
La Alemania nazi y EE UU pugnan por la fórmula en 'El factor Einstein'

SANTIAGO BELAUSTEGUIGOITIA - Sevilla - 18/01/2008


Los años treinta dan sus últimas boqueadas. El mundo es un lugar peligroso. Hitler domina Alemania y su codicia de territorios y países parece insaciable. Mucha gente huele ya en el ambiente la guerra que se avecina. Leo Szilard, físico húngaro refugiado en EE UU, tiene la certeza de que los nazis preparan una bomba que los hará invencibles. Szilard cree que hay un hombre clave para evitar que Hitler imponga su dictadura a todos los seres humanos. Ese hombre es Albert Einstein, padre de la Teoría de la Relatividad.

Einstein podría conseguir que EE UU se adelantara en la carrera por la bomba. Que el planeta no sea esclavizado por los nazis dependerá de quién sea el primero en descubrir la fórmula de la bomba atómica. La novela El factor Einstein, de Andrés Pérez Domínguez (Sevilla, 1969), baja a los pasadizos de un mundo confiado que se encamina a pasos ciegos hacia la muerte. El factor Einstein ha sido publicada por Ediciones Martínez Roca.

"La novela empieza en enero de 1939. Leo Szilard se da cuenta de que la fisión nuclear es posible. Los científicos no parecen saber lo peligrosa que es. A Szilard le molesta que la gente piense que el asunto de la fisión nuclear sea considerado como ciencia ficción. Szilard le pide a Einstein que escriba a Roosevelt, el presidente de EE UU, para animarle a construir la bomba atómica", detalla Pérez Domínguez, cuya novela La clave Pinner también exploró los años agitados de la II Guerra Mundial.

"Los nazis estaban decididos a hacer cualquier cosa para fabricar la bomba", explica Pérez Domínguez. En la novela, el servicio secreto nazi envía a EE UU a una espía. Frida Klein tiene la misión de infiltrarse entre la comunidad científica para adelantarse a los planes de Einstein. Pérez Domínguez reconoce que se ha divertido mucho al escribir sobre la espía. "Frida es un personaje más grande que la vida. Es una espía que no se rinde ante nada", concluye el autor.

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jueves, 17 de enero de 2008

El Correo de Andalucía, 16 de enero de 2008

El parto de la bomba atómica, contado en clave de ‘thriller’
Alejandro Luque

Científicos, nazis, espías, un ingenio que cambiará la Historia... Estos y otros mimbres se entrelazan de manera trepidante en El factor Einstein, la nueva novela del sevillano Andrés Pérez Domínguez que acaba de ver la luz en mr ediciones.

Con 15.000 ejemplares de tirada inicial, la nueva obra de Pérez Domínguez (Sevilla, 1969) es, en palabras del escritor y periodista Juan José Téllez –que la presentó ayer en la Fundación Lara–, “un paseo por distintos subgéneros, que van del espionaje a la narración de aventuras, pasando por el policíaco, el negro o incluso el folletín”, afirmó. “No es la tópica novela de espías, sino un pretexto para reflexionar sobre cuestiones de cierta trascendencia, como hicieron en su momento maestros como Graham Greene o John LeCarré”, añadió Téllez.

A lo largo de 574 páginas, Pérez Domínguez lleva al lector al mundo de los años 40. La primera figura central de la narración es Leo Szilard, físico húngaro refugiado en Estados Unidos, convencido de que los nazis preparan una bomba devastadora y están dispuestos a utilizarla en la Gran Guerra que se avecina.

La clave para conseguir que el bando americano pueda adelantarse a los perversos planes de Hitler es Albert Einstein, en cuyas manos queda el futuro de la Humanidad: el primero en descubrir la fórmula de la bomba atómica dominará el mundo.

En ese trance hace su aparición Frida von Kleinsberg, importante física alemana, bella, fría y calculadora, que por orden de la policía secreta nazi es enviada a Estados Unidos para infiltrarse en la comunidad de científicos exiliados y asegurarse de que Einstein no interferirá en los planes del Führer.

Fascinación.

Pérez Domínguez confiesa que al principio tenía previsto escribir otra novela, basada en el hecho –frustrado por la Guerra Civil– de que Einstein aceptara convertirse en ciudadano de la República española. Sin embargo, a poco que empezó a descubrir la figura del científico –“no el más inteligente, pero sí el más famoso de la Historia”– se dejó seducir por él y por la trama de Szilard. “Einstein ejercía una enorme fascinación sobre las mujeres, ligaba un montón. Era un pacifista convencido, pero toda esta situación va a animar a construir el arma más poderosa del mundo”, dice el autor de otra novela como La clave Pinner, fundada en uno de los señuelos más famosos de la II Guerra Mundial, la operación Mincemeat.

Para preparar su ficción, el escritor quiso “localizar exteriores”, esto es, visitar todos y cada uno de los escenarios donde se desarrolla la trama, de modo que viajó a Nueva York, Cracovia y Berlín. “Ha sido un proceso de documentación duro, pero apasionante”, dice. “Creo en la literatura más que en los géneros, y sólo deseo que el lector lo pase bien. Si aprende algo, pues mejor”.

Preguntado por el auge actual de las novelas de la II Guerra Mundial, el sevillano no cree que sea “un fenómeno nuevo”, pero sí fácil de explicar porque aquel atroz conflicto bélico “ha formado al mundo tal y como lo conocemos hoy. Me gustan mucho, también, los años 30, una época sobre la que no se ha hablado mucho, y de la que aún quedan supervivientes que podrían contar cosas interesantísimas”.

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